domingo, 29 de noviembre de 2009

Tembl(ando)


Deja que me establezca en tu silencio. Afuera, las tinieblas liberan sus jaurías...
el odio está acechando en los senderos con los hocicos fétidos de sus perras hambrientas. Puedo escuchar las zarpas de la noche deshilachando tréboles, diseminando dagas de ceniza en muslos de violetas, enterrando en muñones de rocío su dardo agudo, su desnuda greda. Aquí, junto a tu pecho, las caricias construyen un lenguaje de vértigo y hogueras que llovizna en la piel de mi ternura como sobre una copa soñolienta donde el amor se fertiliza de raíces, de linfa y lunas ciegas. Vamos a enarbolar esta locura de ser sobrevivientes, a inaugurar liturgias infinitas a fecundar la sed de antiguas fiebres, vamos a naufragar en la esperanza como en un archipiélago desierto... hasta sentir que somos un refugio, una legión de sueños
sin fronteras donde la sangre eriza barricadas y quebranta las proas del olvido con sus amuralladas transparencias.

Time-emiT

Yo edificaré este amor con fragmentos de oscuras inocencias, con torpes esqueletos de caricias, con harapos de sueños, con astillas de heridas sin cerrojos, con retazos de olvidos, con silencios, con este terco corazón obrero enhebrando una a una las miradas hasta llegar al beso.
Yo edificaré este amor. Me desollaré las manos y el alma para hacerlo. Desgarraré la agonía de mis pieles en el seco perfil de tus misterios, en tu salvaje lluvia de raíces, en tu escasa ternura, en la eterna aspereza de tus miedos, en el rencor marchito de tu zarza, en la estirpe indomable de tus fuegos.

Yo edificaré este amor. Estableceré mi sumisión descalza como piedra y cimiento, lo pariré con la fuerza de la tierra en la orilla de enero, lo afirmaré como hiedra a tus murallas de aguijones sin tiempo... y lo sostendré a pura garra y dientes entre racimos de cuchillos negros.

viernes, 20 de noviembre de 2009

La dormida mujer

Desde aquí veo tu casa rodeada por el aire de esta mañana lívida. Veo tu puerta cerrada y el balcón entreabierto, siempre entreabierto para librarte de los sueños malos. Me asomo y veo tu cuerpo entre las sábanas,siento tu respiración lenta. Todo está vivo. La sangre cumple su trabajo y transcurre sin prisa por tus sienes para que tú te duermas. Miles de vidas siguen en un solo, prodigioso segundo de ese tiempo tan diferente al tiempo que nos manda a la calle y nos dicta sus leyes, nos obliga a correr y va pasando como pasan los ríos. Siento tu desnudo creciendo en la cama. Un cuerpo dormido nos entrega la paz del mundo. Me voy sin hacer ruido. Te dejo en el país construido por el sueño. Al irme siento que sonríes. Los ángeles del otoño, con un dedo en los labios, le ordenan a la vida que no te despierte.

miércoles, 18 de noviembre de 2009


...No se oyen pero escuchan. Están sentadas en la parte de atrás. Cuando por fin alzan la mano, descubren el rostro de una palabra con ojos de liebre asustada que huye de las cocinas, de los cuartos y las salas para asomarse -aunque sea por un instante- a un lugar sin paredes pero con alma...

¿qué hacemos si ésta relación se vuelve sólo sexo?

Éstos son los cuerpos de amantes que recuerdan. Cuerpos tatuados en lechos verdes y resucitados en la humedad para recibir la partícula invisible del amanecer y agotarte y agotarme hasta la última gota del diluvio. Líneas dibujando líneas. Cita dibujando en tu boca mi cuerpo, escritura arcana del deseo. Yo intuyendo que antes de ti era nada y ahora soy lenguaje. Detuvimos la flecha en el aire y nos trajimos los siglos. Despertamos al pez, al mono y al dinosaurio y escribimos sus nombres entre nuestro cuerpo epistolar, tembloroso, habitante. Estás a mi lado, sobre mí, en mí, dentro de mí transcribiendo los ritos del amor. Nuestros cuerpos de fibra vegetal se reciben, se rescriben, se reciben y se hacen mito. Siempre supimos la melodía pero ahora renacemos en la música.

martes, 17 de noviembre de 2009

Mujeriando - Reptiliando


Al entrar al templo está el agua salvadora de pecados fuente de perdón. Más allá el asombro de una virgen también bendita quisiera redimir a todas las mujeres. Bajan los santos y mártires en los cirios que prometen azucenas a las niñas. Pero el reptil era mujer contra mujer viviendo en el espejo de mundos donde la que se ve es la misma que se niega. Su lengua enrosca masculinas formas en adormecida voluntad acecha tras el árbol a otras hembras hasta alejarlas de sus adanes devaluados.

AMANDO-MANDO-ANDO

uno termina amando
el fastidio de los cuerpos

se nos llama santas
o putas

el caso es que andamos
por allí
intentando un homenaje
de techos bajos

un descuido
de lo indecible

martes, 10 de noviembre de 2009

Encogida de hombroS

Hoy a las dos y treinta de la tarde el patio de atrás de mi jardín en ruinas
era el paraíso que menciona La Biblia. No tuve duda de ello al sentir las caricias de la brisa y del sol sobre mis brazos y espalda. Los pájaros cantaban en lo alto de los árboles y las flores lucían sus colores pavoneándose. Al acercármeles las lagartijas no huían. Me miraban más bien estupefactas, casi desafiantes. No titubeé en probar la manzana madura que el Diablo me ofrecía. Lo vi llegar vestido de cantante de boleros: pantalón de paño y zapato negro, bohina y medias blancas. No tuve miedo. Era tan dulce su sonrisa y era tan simpática.
Otras veces lo he odiado. Le he tirado piedras. Lo he ensopado con la manguera y lo he perseguido con la escoba. Pero hoy un día martes del mes de noviembre mi patio era un sueño que se imponía al mundo y los copos de luz cubrían las hojas;
los muros derruídos quedaban traspasados por sus rayos infinitamente frágiles.

Miré al diablo y no quise agredirlo de nuevo. Acepté la manzana, que era roja igual que nos la ilustran los pintores del Renacimiento europeo. La probé y era suave
y tuve pena del Diablo y su destino. Todo lo que él quería que yo hiciera me parecía aburrido. Nada podía comparárse a la luz y a la brisa entretejidas sobre mi piel,hoy a las dos y treinta de la tarde en mi jardín cerrado entre muros antiguos.
Lo miré tristemente y me encogí de hombros y él se fue maldiciendo calle abajo
con el rabo metido entre las patas.