sábado, 20 de noviembre de 2010

In retorno

En la desolación del tiempo ausente, en la tristeza que, de pronto, nace, en tanto amor perdidamente muerto, inclemente se eleva un insomne cuchillo que esparce por altas galerías del renacido otoño sus nostalgias.

En los cantos rodados de su cauce busco una piedra ardiente, un fuego mío que habitara mi sangre en otro tiempo, entonces llegas con el pelo al viento, entonces gimes como fuera entonces, entonces miro tu perfil desnudo, tras miles de momentos renaciendo, y vuelves a ser tú y yo retorno
a tus frutales labios y a tus besos, y de nuevo las ansias nos despojan de instantes y vestidos, entonces, ya desnudos de nostalgias y de angustias, nos inundan las aguas que clamaban, que rompían las ventanas y las tapias.


Amado, ahora de nuevo entre mis brazos, atravesando el polvo y la ceniza,retornas inmortal, tiendes las manos: 
y el amarillo contraluz del tiempo esconde su derrota y su fracaso.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Horas

11:30 P.M.

Durísima la luna. Igual que tú, tan lejos.
Suéñame, te digo, como te sueño aquí,
hasta que los dos sueños se conviertan en fuego,
hasta que mi aliento sea el tuyo,
hasta que respiremos cada uno
por la boca del otro. La luna
asoma, llena y sorda. No estás
al otro lado del teléfono y sólo
por un hilo de sueño podré hablarte.

Paz y fuerza me habitan. Entro 
con pies descalzos en el lecho. 
Estás hecho de espumas, estás 
hecho de nubes, estás hecho de luz.

Compartamos los sueños.


10:30 A.M.

Moles de nieve, quietas, perturbadas 
apenas por la luz. Nada conmueve 
al resplandor, arriba. El cielo está 
desnudo. El vértigo está aquí, 
adentro, en la conciencia. 
La nube derretida es piedra densa. 
Más en calma este mar de vapores 
que las nieves deshechas en la cumbre. 
Allá la roca dura, el hielo, la nostalgia. 
Un techo largo aquí, de plomo, 
lagunas sólidas de plomo.

Yo viajo lentamente, encima de un gran 
mar, blanco y sin sangre. El mundo 
tiembla, abajo. Un segundo después, 
la vida será otra. Nada más frágil 
que este valle de nubes, arriba 
de dos océanos. La rotación insomne 
de la Tierra, el calor implacable, 
el viento cruel, el simple y lento 
tránsito del tiempo, la más ligera 
sombra, destruirán el paisaje. 
Nadie podrá volver hasta este 
sitio. Baja el avión y el valle 
no se altera. Atrás, horas atrás, 
queda el desierto techo sin fronteras.

Pongo mi pie en la tierra, entro
en la sombra. El tiempo se estremece.


8:30 P.M.

Sé que voy a morir. Lo sé de cierto. 
He vivido como si la muerte fuera 
un recuerdo lejano. Pero tú has hecho 
que la luz se prolongue en la alcoba. 
¿Esa piel que tocaba en el sueño 
era la tuya? Era en verdad la piel 
amada de tu cuerpo entero. 
Has hecho que renazca.

La luz, el cielo, el mundo
eran tiniebla. Pero viniste tú,
como nacido desde una piedra de fuego.
Llegaste como un pájaro súbito,
como un rayo de espumas. Semejabas
un espejo de soles, un mar de luz
que me envolvía. Amanecí. El sueño
era desnudo campo compartido.
Soñaba que te ahogaba
con mi aliento de mujer.
Iguales ambos sueños, te soñaba
como si mi cerebro anidara en tu cráneo,
como si el territorio de los sueños
fuera el débil territorio de una sangre común.

Tú te abrías como el mar, 
para tragarme. Como la nube blanca, 
envolviéndome, como la tierra negra. 
El sueño era verdad. Entrábamos en él, 
como por un espejo. Salíamos desde él, 
como a través de una puerta de viento. 
Mis ojos eran tuyos. Tus ojos me miraban 
en la penumbra blanca de la alcoba. 
Despertar o dormir era lo mismo. 
Vivíamos vidas iguales, a un lado 
y otro de la muerte, el amor era el mismo, 
de un lado y otro de la vida.

Te besé hasta la dicha, te mordí 
hasta la muerte. Yo, mujer,  
fuí tu boca, 
cigarro,tus labios.

domingo, 3 de octubre de 2010

Descuartízame 
y luego almacena mis restos
en la bodega de tus párpados
para que así
recuerdes tu flagelo
y te duelan más que a mí
los cuchillos del sexo.
Yo amaestré a las criaturas
que desde el suelo
se levantaban hasta tus ojos
y permití que inventaras
nuevas formas de usar mi cuerpo.

Yo puse sobre tu frente
al padre
al hijo
y al espíritu santo
pero aun así
necesitaba hacerte este poema

viernes, 10 de septiembre de 2010

-no es tan raro-

Cuánto rumor innecesario para una vida tan pequeña, dicen, como quien deja demasiados rastros tras de sí. No es bueno, sin embargo, atender a las voces de quienes exaltan el color del cielo queriendo confundir su terror con el mío.

Sabes, las últimas palabras que no pronuncié fueron tu nombre. Y ya, sólo mírame, no temas: no diré nunca nada de tu vida, ni escribiré de lo que compartimos, si consigo evitarlo. 
La gente no se ocupa de nuestro sufrimiento por exceso de amor, pero nosotros tendremos al fin tiempo para dedicarnos a tu cuerpo y el mío. 

Y, aunque despliego el abanico de tu piel entre mis manos, como un mapa, y en él dibujo los itinerarios que habrán de conducirme hasta la muerte, ya no hay ninguna razón para que envejezcamos juntos, - eso dicen los otros mientras nos contemplan al borde del acantilado de su licuefacción - 
Escucho cómo su voz conspira en lo visible. Dales una migaja de tu oscuridad, no sexo ni deterioro, o es que acaso:
¿no adviertes que tan sólo buscan interpretar las huellas de nuestro silencio?,
¿que el sonido no ofrece ya conocimiento, sino incertidumbre y orfandad?

Recuerdo la promesa: un pájaro que sueña con el alba vendrá a nosotros como sombra, en la gris desembocadura de la noche, cuando nos despertemos juntos, carcomidos por los murmullos de dos cuerpos libres que nadie pudo reducir.


Gocemos; no hay nada que apacigüe tu temblor ni mi respiracón. Cuando después de la explosión, todo termine, ¿en qué punto o espacio crees que estarán? ¿quedarán ruinas?, y nosotros ¿haremos de los perfectos estupidos que somos?

viernes, 3 de septiembre de 2010

¡sometimes!

A veces tu ausencia forma parte de mi mirada, mis manos contienen la lejanía de las tuyas
y el otoño es la única postura que mi frente puede tomar para pensar en ti.

A veces te descubro en el rostro que no tuviste y en la aparición que no merecías, a veces es una calle al anochecer donde no habremos ya de volver a citarnos, mientras el tiempo transcurre entre un movimiento de mi corazón y un movimiento de la noche.

A veces tu ausencia aparece lentamente en mi sonrisa igual que una mancha de aceite en el agua, y es la hora de encender ciertas luces  y caminar por la casa evitando  el estallido de ciertos rincones.
En tus ojos hay barcas amarradas,pero yo ya no habré de soltarlas,en tu pecho hubo tardes que al final del verano todavía miré encenderse. Y éstas son aún mis reuniones contigo,el deshielo que en la noche deshace tu máscara y la pierde.

domingo, 1 de agosto de 2010

A los olvidos.

La felicidad- me dijeron- es asunto de poetas ebrios. Útiles solo para cabalgar la luna con todo y sus acólitos nocturnos. Escóndete tras la puerta me dijeron. No cruces la línea que separa al ahorcado de su mediodía. Huye del espejo y sus engaños únete más bien a una legión de imágenes promotoras de la ausencia.

Trágate tu amor al prójimo y sus dinosaurios descalzos. Esas utopías ya no las compra nadie. Si descubres un vuelo de monarcas coloridas dales la espalda, no escuches su caricia en el aire y el escándalo de sus alas encendidas. Podrías no recuperarte.

Ama la sombra y sigue sus instrucciones, protégete en su círculo de las tentaciones que la luz produce. Súmate a la sagrada ley de lo que no se mueve, eso es lo que perdura.

Todo esto me dijeron.

Pero mi desnudez no tenía bolsillos para entonces tampoco una memoria para el llanto. He seguido la ruta de las aguas en su afán de mar y de horizonte, y no puedo detenerme todavía.

domingo, 25 de julio de 2010

A la puntualidad.

No es que haya nacido en otra parte. Mucho menos, que me preocupe el tiempo en su belleza de abstracta redondez lunática. Es que los minutos me muerden los talones hormigas enfurecidas urgiéndome a hacer a no detenerme en función de los finales. 
Es muy cierto  la prisa es un agujero en la calma del insomne, una muralla en la planicie de los sueños, un abrevadero de ilusiones que a menudo fallan.

No es que me avasalle el miedo a la tardanza pero la magia se me acaba; he perdido las fórmulas los jeroglíficos, las pócimas, la clave de los secretos que guardaba, las cosas que el sabio Fritz confió a mis huesos.

Lo confieso cada vez soy menos yo y más lo que he vivido.

Por eso es que me apuro para no llegarle tarde a la que realmente he sido cuando todo se acabe.

domingo, 18 de julio de 2010

a los viejos & los nuevo

Vengo de mitos desbaratados donde se quiebra el tiempo. Armo en mi ser nuevas estructuras,  necesito el mármol de las viejas creencias para apoyarme en algo.
Definitiva ha sido mi luz y mi ceguera, ha sido tajante su alucinada escarcha y mi intento triste de huir de cualquier dogma.
Así, regreso a buscar el techo de una casa, el calor de las mentiras conocidas, el cristal que deforme una visión con los gastados sueños rosa.
Huí de falacias acreditadas, me despojé de su facilidad y sus cristales,  y de pronto en la gruta de Platón vi mi silueta terriblemente deformada.

domingo, 4 de julio de 2010

Algo largo para ti

Hace más de un año que te fuiste tal vez hacia otro país, muy al norte de aquí. Yo no sé cuanto tiempo estarás alejado  ni si regresarás, pero para que al volver no te asusten los cambios que ves, te hago un resumen de noticias, donde te cuento un poco de todo lo que pasó este último mes.

Hoy el diario dice que el costo de la vida subirá, que perdió Argentina y que Colombia amaneció con mar. Que una bebé anunció el fin del mundo y que a todos los Escorpión les toca perder y a los Cancer ganar.
Dice que los sueños, por ley, se prohibieron en la Amazonia, que hoy ha muerto un poeta de pena, que una puta extranjera quedó sin hogar, que un pintor renunció a los colores y la vida y la muerte han firmado por fin
un tratado de paz.
Leí que el destino le ha declarado la guerra al “dios dirá”, que el anticristo come en la Casa Blanca y que el diablo en persona eructa en Irak. Que las naciones no están unidas y que sólo esperamos que algún energúmeno apriete el botón...

Pero en ninguna parte leí que tú aún te acuerdas de mí, ni que quieres volver, a vivir ese tiempo de arraigo de nuestra pasión, a soñar con la casa en el cerro con vista al amor. Ni a dormir a mi lado en las noches, ni a mirarme con triste reproche, cuando evoco al dolor.

Hoy la radio dijo, que ha muerto alguien con quien yo dormí, que amaneció lloviendo en Chile y que en la Pampa falta que comer, que en Perú ya no cocinan fideos, que un golpe de estado triunfó en Disneylandia...
y tonterias asi. Dicen las noticias, que Bolivia quiere salir al mar, que la vida es más lenta en verano y que una viuda se casa por fin. Que todo un país grita “Gato presente” y que el nuevo Presidente no viaja a ningún lado sin su carta astral...

Pero ninguna radio me dio la certeza de volverte a ver, para recuperar tu sonrisa, tu voz, tu mirada, tu manera de ser, tus palabras de aliento, tu forma especial de querer, los mordiscos que a veces me dabas, las marcas de tu amor en mi espalda...que ahora duelen más.

Hoy vi en la tele que el jaguar está en peligro de extinción, que la bolsa cayó hasta los suelos y que la vacuna antisida falló, que el alcalde bajó en las encuestas y que la respuesta a los males del mundo no está en el Corán. Dice el noticiero, que están matando niños en Aysén, que el pasaje de bus es más caro y los estudiantes se botan a paro para protestar que han desaforado a otro diputado, mientras en el Parlamento se aprueba una ley que prohíbe volar.

Pero en ningún canal divisé tu silueta siquiera al pasar, yo no vi ni un close–up de tus ojos cansados de verme tomar o fumar, de tus brazos rodeando mi cuerpo en un adiós filial, del Otoño como una amenaza, del dolor de encontrar en mi casa recuerdos de tu amor...

Por eso ahora escucho noticias, para conformarme con mi realidad y compartir con ella mi soledad, y para oír cuando la BBC haga el anuncio que has anotado el gol del triunfo, vestido de rojo, en la final de un mundial, o recibiendo el Oscar al mejor director, o tal vez un Nobel  por nuestro libro de amor,  o que te has coronado campeón de un torneo interamericano de orgullo e incomprensión.

Por eso ahora yo miro las noticias, para alejarme de tu alejamiento, para olvidar que ya me has olvidado,
para ver si la CNN te muestra a bordo de un barco y salvando ballenas al sur del Japón, o protestando por la guerra en Irak, ratificando el Tratado de Paz, o piloteando el avión que se estrelle de frente contra mi esperanza de amarte tan sólo una vez más...

lunes, 21 de junio de 2010

Mirarme hoy es ponerse más triste que una calle a la que el viento hubiese dejado sin visillos. Es ser como una alcoba sin camas habitables, como un tejado roto que asustara los nidos. Me miras y te afliges y quieres acercarle la memoria a mis ojos de nuestro tiempo vivo. Hoy tengo la esperanza color de algunos árboles, de aquellos que en otoño se mueren de amarillo.

No sé dónde ponerme los huesos en la carne, cómo esconderle al pecho su largo pasadizo. Mirarme hoy es ponerse más triste que una clase sin tiza y sin pupitres, donde no hubiese niños. Confieso que te quiero más que nunca esta tarde, hoy que tiemblas de miedo junto a mi maleficio. Tus ojos se me entregan com el rostro de un parque donde, nuevos, los sauces emigraran de sitio.

Me miras y sostienes un pájaro en el aire, el cielo respirable que me ha sido prohibido. Tus manos me consuelan con su fruta abundante, van sanándome dentro más despacio que un siglo. Miras como ofreciendo tus ojos inyctables, tus ojos enfermeros frescos como un racimo. Mirarme hoy es ponerse más triste que un paisaje donde nunca las ramas despertaran de mirlos.

Y yo, porque te amo, me oculto en este traje de sábanas que lavan su muerte los domingos. Me asomo a tus dos ojos como a dos ventanales. Confieso que te quiero como nadie me quiso.

Porque tú, que me miras, ya no encuentras a nadie. Nadie que me conozca puede decir que existo.
Acuden a mis ojos tus ojos a llorarme.
Llegas a despedirte. 
Te has mentido, amor mío.

sábado, 19 de junio de 2010

-Ya no escribo-

Qué diera al mediodía por no ser yo, fijarme en otras cosas, desentrañar con garfios las íntimas razones de cualquier otra mujer sentada en la plaza pública, explicar aquel traje que avanza contra la voluntad obesa de su dueño; la risa desmontable del globero, la cicatriz humanizando apenas el muslo acitronado de la recepcionista. Qué diera lo que resta de la tarde por un ojo de mosca, multiplicado obsceno vouyerista de ajenas percepciones, que un polizón me diera una conciencia nunca antes martajada —por ejemplo la mía. Pero no tengo sino esta vista gorda, algo como ambición de caballo placero, unos zapatos grises que renuncian cada trescientos días, una barba postiza este cuaderno y un billete doblado en cuatro partes...dormitando la inocencia entre los senos de alguna persuasible que pagará la cuenta.

Y al final no escribo nada.

Llevo noches corrigiendo balbuceos podridos desde el útero, alimentando de palabras al reptil que gira en mi cerebro y lo envenena. Aborto ideas antes de concebirlas en tanto el primer verso devora a los siguientes en un afán caníbal de silencio. Debajo de mis párpados los sueños, justo antes de soñarlos, se vuelven pesadillas que jamás recuerdo y me despiertan temblando sin memoria, inquilino de un cuerpo que disuelve la noche sin saberlo.

jueves, 17 de junio de 2010

Tengo que darles una noticia negra y definitiva: todos ustedes se están muriendo.
Los muertos, la muerte de ojos blancos, las muchachas de ojos rojos volviéndose jóvenes, las muchachas ,las madres, todos mis amorcitos. Yo escribía  y dije amorcitos -digo que escribía una carta, una carta ,una carta infame- pero dije amorcitos estoy escribiendo una carta. Otra será escrita mañana.
Mañana estarán ustedes muertos y  la carta intacta, la carta infame también está muerta; escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos, es todo lo que puedo prometer, tus ojos inmóviles tus ojos rojos. Es todo lo que puedo prometer. Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta: Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo, las mujeres de ojos inmóviles, las muchachas de ojos rojos. Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería. Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos; pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve (menos mal no oyo) No oyó lo que dije no se enteró, sólo tenía ojos blancos. Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos...Mis hijos o sus hijos.
Cada uno tiene un periódico para leer -los periódicos de la muerte que están muertos- sólo que ellos no saben leer porque no tienen ojos, ni rojos, ni inmóviles, ni blancos. Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos: Ojos rojos, ojos inmóviles.
Bahhh no la quiero.

Me vale huevo

Hoy a las cinco y treinta de la tarde el patio de atrás de mi jardín en ruinas era el paraíso que menciona La Biblia. No tuve duda dello al sentir las caricias de la brisa y del sol sobre mis brazos y espalda. Los pájaros cantaban en lo alto de los árboles y las flores lucían sus colores pavoneándose. Al acercármeles las lagartijas no huían y me miraban más bien estupefactas, casi desafiantes. No titubeé en probar la manzana madura que el Diablo me ofrecía. Lo vi llegar vestido de cantante de rap: pantalones a la rodilla y tenis, gorra con visera hacia atrás. No tuve miedo. Era tan dulce su sonrisa y era tan simpática. Otras veces lo he odiado y le he tirado piedras. Lo he golpeado con mi cartera y lo he perseguido con la escoba. Pero hoy, un día jueves del mes de Junio, mi patio era un sueño que se imponía al mundo y los copos de luz cubrían las hojas; los muros derruídos quedaban traspasados por sus rayos infinitamente frágiles.

Miré al diablo y no quise agredirlo de nuevo asi que acepté la manzana, que era roja igual que nos la ilustran los pintores del Renacimiento europeo. La probé y era suave y tuve pena del Diablo y su destino. Que mal, todo lo que él quería que yo hiciera me parecía aburrido. Nada podía comparárse a la luz y a la brisa entretejidas sobre mi piel, hoy a las cinco y treinta de la tarde en mi jardín cerrado entre muros antiguos. Lo miré tristemente y me encogí de hombros y él se fue maldiciendo calle abajo con el rabo metido entre las patas. Eran las cinco y treinta de la tarde.

sábado, 12 de junio de 2010

Estoy condenada a destripar el corazón de las arañas,a poner los dedos dentro de la caldera de una flor. Estoy arrestada en las prisiones de una lágrima con cuchillos. Mastico el cuesco amargo de un día oscuro y paseo en la niebla sucia que destapa a los caballos en los campos.
Me he hecho débil como una copa sin vino, que ni esta canción me pertenece completamente. Y después, arribará el diablo vestido de mujer, ofreciéndome pan, versos en ediciones de lujo, zapatos incendiados en la boca poderosa de una estrella, autógrafos anónimos para que nadie me encuentre, kilos de juventud esparcida en piernas y manos. 
Y así se me presentará el diablo, vestido de mujer, guiñándome el ojo varias veces, seduciéndome con un beso que recorra mi sexo y pecho, mas no sacará nada, nada podrá arrebatarme, porque en las arañas de este cuarto húmedo, ya he tenido mi abundante infierno.

lunes, 29 de marzo de 2010

-Et Autre-

Algo de ti, aun cambiado, queda conmigo. Viene con el mar, en el idioma extraño de personas que desconozco y sin embargo cada día me rodean, tras el repetido batir de lo vivo y el deseo de vivirlo. Tal vez también algo de mí quede contigo. Si es así, como un perro que husmea callejones, podré seguir el rastro y hallarte al final de estos días, recibir la luz y el brillo del mundo que llevas contigo, o al menos sus pecios de materia encantada.
-Tu me t'éveilles? -

Un peu plus

Esta es la hora más difícil. La hora en que el celaje está incubando tu presencia sin que pueda tocarla. A veces, ahora lo sabes, imploro en la distancia con el título de una balada de Brel. Y me quisiera ir, clara la noche respirable, hacia el milagro en ti evocado sin que el día acabe en aquel temblor. Pienso en el viajero: el tren llega o parte, pero nada, nadie se va. No muy lejos de aquí tal vez sucede que un poco de lluvia vuele y te halle en un café o en la calle.
¿Y si es la misma lluvia que hace poco ha mojado mi rostro? ¿Habrá que creer entonces en el acaso o es sólo deseo, igual al que acerca los labios a las ansias del otro? Yo, como tú, también ansío la certeza.
Pero algo nos lleva de lo que dura a lo que pasa. Lo adviertes, lo palpas, lo descubres en el vello, en la laringe, en el abdomen. No es tan atroz, tan alarmante  si crees en ti, como yo creo, y no desesperas, si sabes que somos sustancia liberada por explosiones de quásares, polvo de estrellas, vida que esplende, que está ahí, que ocurre.

domingo, 14 de marzo de 2010

Prefiere verse rubia de polen que llenarse de perfume.
Lleva en la mirada la luz de las luciérnagas bajo sus alas blancas, una canción de niña que arrulla a sus muñecas. Hace sonar sus piedrecillas de colores y lee mis libros con sus vocales sueltas.
Cuando empieza la lluvia, llena su cuarto de sonrisas,porque caen cristales
del cielo y se alfombra el suelo con charquitos. En un rincón de sueños,trae el cuento del 'Patito Feo' para que yo le invente paisajes de fresas 
con leche y nubes de azúcar, de redondas toronjas y mangos rosados.Enlaza al corazón del alba, 
un ancho racimo de alegrías.Juega a ser misteriosa como un ave, 
y pasa sobre el secreto del tiempo cantando a los bosques del invierno.
Mira islas blancas de cielos y alondras  que anidan con invisibles vuelos.Juega con el chocoyo parlanchín verde y nervioso,
que vuela como pájaro de mar sobre su pecho. Llena cajitas de caracoles, hojas y flores, improvisando torres.
Prefiere gotas de rocío a muñecos de felpa.
Es una niña que goza con atrapar ríos de astrospara hacerlos el surtidor de su risa encantada...
Me busca con sus manos firmes para hacer viajes imaginarios a países blancos,hasta un rincón de sueños donde la vida apenas empieza...

viernes, 12 de marzo de 2010

PULGUITA:

¿Que haces sentado dejando escapar tu vida entre pedazos de vidrio? Descubre tu rostro en el agua oscura y mira tu sonrisa por primera vez. Deja escapar tu alma de niño, entre los sueños y colorea el canto de las ranas. No hay árboles torcidos ni tristes, no hay días sin luz. Sólo tu miedo a los caminos solitarios, a las personas extrañas, a la tortura de pensar.
No todos los seres humanos somos malos ni complejos. No todos arrojamos piedras a los sentimientos. Hay otros cielos que no están hechos de estrellas de papel y estaciones que no abren ventanas a la ausencia. Y por allí en cualquier parte, en los pueblos perdidos en los montes, en las ciudades bulliciosas, hay quienes regresan jubilosos, después de haber terminado sus estudios.
Pulguita, existen otros caminos, campanas que suenan en los patios abiertos. Verdes recién nacidos casi amarillos y verdes oscuros en las hojas maduras de los árboles. Un mundo distinto, con un especial sentido de vivir.

Un mundo que no pone límites al esfuerzo, una carga de años que nos hace un poco filósofos de la vida cotidiana. Pocas horas me quedan para marcharme, volveré cualquier día, llena de lágrimas y sonrisas, para verte una vez más y descubrir tus manos limpias.

lunes, 8 de marzo de 2010


 da tu corazón por alimento

viernes, 19 de febrero de 2010

Botones obedientes, el ritmo lento de la cremallera, caricias que no piden permiso.
Cierro los ojos y dejo mi mente en blanco, ¿Rojo? Mejor en negro.
Puedo sentir cada centímetro de mi cuerpo, un susurro al oído, un beso en el cuello y mi piel se pone en guardia. Un dedo repasa mis labios, mi lengua investiga y saborea. Zigzaguea húmedo hasta mis pezones, los bordea y lo pellizca con suavidad. Adivino unos labios bajando por mi vientre, despacio, recreándose en mi ombligo. Paseándose dulcemente en mis braguitas, millones de partículas fluyen dentro de mí. Un suave roce avanza por el interior de mi muslo, cómplice de mis deseos se cuela entre mis piernas.
Me acaricia, me hace estremecer, mi excitación se desborda. Muerdo mi labio inferior, mis manos apresan las sábanas, aprieto mis nalgas, suspiro entrecortadamente, me entrego a la más bella agonía y siento que voy a explotar.

EL blanco lo inunda todo, sólo escucho un lejano tic-tac. Siento que floto.

¿Cuánto tiempo llevo aquí? Veo una puerta, se abre y siento un hormigueo. Algo me empuja hacia ella: Es el latido de mi corazón.
Ven aquí, abrázame.

jueves, 11 de febrero de 2010

Parnasiana mujer

Te quiero porque tienes  las partes de la mujer en el lugar preciso  y estás completa. No te falta ni un pétalo,  ni un olor, ni una sombra.
Colocada en tu alma,  dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo,
leche de luna en las oscuras hojas.
Quizás me ves,  tal vez, acaso un día, en una lámpara apagada, 
en un rincón del cuarto donde duermes,  soy la mancha, un punto en la pared,  alguna raya que tus ojos, sin ti, se quedan viendo.
Quizás me reconoces como una hora antigua cuando a solas preguntas, te interrogas  con el cuerpo cerrado y sin respuesta.  Soy una cicatriz que ya no existe,  un beso ya lavado por el tiempo,  un amor y otro amor que ya enterraste. Pero estás en mis manos y me tienes  y en tus manos estoy, brasa, ceniza, para secar tus lágrimas que lloro.
¿En qué lugar, en dónde, a qué deshoras me dirás que te amo? Esto es urgente porque la eternidad se nos acaba. Recoge mi cabeza. Guarda el brazo con que amé tu cintura. No me dejes olvidada
Otra vezzzzz
Dime por favor donde no estás en qué lugar puedo no ser tu ausencia  dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela. Dime por favor en que vacío, no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma, y no el sentir que tú te encuentras lejos. Dime por favor por qué camino, podré yo caminar, sin ser tu huella; dónde podré correr no por buscarte, y dónde descanzar de mi tristeza. Dime por favor cuál es la noche, que no tiene el color de tu mirada; cuál es el sol, que tiene luz tan solo, y no la sensación de que me llamas.
Dime por favor donde hay un mar, que no susurre a mis oídos tus palabras. Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza; dime cuál es el hueco de mi almohada, que no tiene apoyada tu cabeza.
Dime por favor cuál es la noche, en que vendrás, para velar tu sueño; que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.

sábado, 6 de febrero de 2010

Sólo he comenzado a recordar a uno de esos tipejos que se cruzan en la vida de una mujer; la piel se me puso arrosuda y me vino en gana no escribir más cosas bonitas.

Aún guardo su primer número celular y mi mochila arhuaca. Recuerdo desgraciadamente ese primer café, el primer almuerzo, cursimente el primer beso y si, también mi primera vez.

viernes, 5 de febrero de 2010

Otra vez para ella, la que sabe por qué

Ella, la más salaz, sangra en la luna, y sabe del honor de merecer la gracia de los dioses y el castigo de ser mujer. Ella, la más salaz, bebe esta gracia y goza el paraíso del infierno: entre las llamas arde, se consume, y es esta condición, desesperada, la que nos une.

La limpia seducción es una enfermedad, y tú lo sabes. La más limpia inclusive es la más visceral, y tú lo sabes...Ardemos hasta el punto de la consumición, y cuando ya el dolor destruyó nuestros cuerpos, ahí donde creemos que ya no hay nada, como un virus fatal brota el deseo. En la luz del dolor arde una llama.

Que el fuego del amor por siempre nos devore.
Que el fuego del amor nos ilumine y nos condene.

En la noche, tu nombre, una flor encarnada, abre su resplandor, enardecido: el cuarto se ilumina y su fulgor ciega mi entendimiento y su sentido. No sirven las palabras, no funcionan para decir aquello que sentimos.

¡Qué pésimo lenguaje, tartamudo! (El de la poesía, incluso.)
La única elocuencia: La de tu lengua.

El paso hacia el amor es sobre brasas, y andas en llamas y nada duele más: El paso del amor es sobre llamas. Al igual que la carne, yo era débil: no opuse voluntad a la pasión. Ella, la más salaz, arde en las llamas del deseo, sin importar su voluntad.

¡Qué terrible destino el del instinto! ¡Qué terrible destino en las frágiles ansias del muy civilizado!
¡Qué delirante paradoja! ¡Y pensar que el hambriento tan sólo piensa en devorar!
Mentira:
El centro de la dicha no era miel; no era miel sobre hojuelas: ni siquiera era miel... El centro de la dicha era fuego y ardor; ardor sin fin y llagas, y el corazón te duele... si tienes corazón...El centro de la dicha lo palpas dulcemente pero su nombre es brasa; su signo: Intensidad.

Tu corazón está donde tu boca lame, gusta, deshiela. Lo demás no ha existido: es tan sólo un pretexto de la canción. Lo sabes, lo sabemos, y a veces lo podemos balbucir: la herida que te duele y por la cual respiras es una condición para vivir.

En tu corazón, guárdame, en tu deseo más salaz, y no hagas caso a las promesas. El que promete, nada da.
Todo lo que se cumple, se da sin más. No hay que confiarse a la felicidad,  pues la felicidad es un relámpago en medio de la espesa oscuridad. Cuando la más salaz se recuesta en mi pecho, queda una quemadura como recuerdo.

Arde el amor, escuece, quema, como un chorro de alcohol en la herida profunda que no cierra. Ella, la más salaz, habita el más ardiente firmamento, el que con tinta negra aquí trazó la mano oscura del deseo. El otro cielo, ella lo llena con su luz, ella lo baña con su fuego.

viernes, 29 de enero de 2010

OrnitorriiiincO

Pegado por la naturaleza como sin duda lo hubiera querido hacer su padre, vuelve a estornudar,mezcla de varias especies que tras disputarse el predominio se dieron todas por vencidas,abandonando el terreno.Con varas de nardo su genio personal debe estar haciéndole cosquillas en la nuca para que sonría así, estirando dos labios de camello, por debajo de un objeto nasal de neto corte papú.
El cuello deprimido, nada de pelo sino pelusas de fruta, dedos aporcados sobre un vientre de botella y zambo para que a ojo el diseño no carezca de una base acorde el ángulo cerrado de los hombros, grogui de pie en el sol sigue con ojos pisciformes los aleteos de una docena de passeriformes tomando baños de polvo y pío pío.
Te digo que si un cagatinta quisiera, con un bollo de papel desde cualquiera de esas ventanas del Ministerio, probar puntería en su mollera rosada ya no podría: un viejo cuyo cutis se parece al hollejo de la uva cuando la pulpa es expulsada con semillas y todo por la boca, violentamente, ahora está parado adelante de él
y con un pañuelo que saca del bolsillo le aprieta la nariz diciéndole sonate.

domingo, 24 de enero de 2010

sólo un cuento

Mamá es una mujer como las otras: es alegre, tiene canas, se enoja, trata de adelgazar aunque no de a de veras, está enferma, casi no se cuida. Mi madre se equivoca, mi mami alguna vez ha sido injusta, lleva sus cuantos errores a la espalda, sus pecadillos por allí escondidos o deseados. Pero mami crió a sus hijos ella sola y a tres hijos más como a sus propios hijos ella sola, mas era yo tan joven cuando madre quedó sola que nunca pregunté cómo comimos, siempre y ahora todavía no lo sé pero tiene que ver con la multiplicación de los pesares. Ya que es una mujer como las otras mi madre quiso más de alguna vez reflorecer su amor pero los que idolatran el estéril espejo no entienden el prodigio de la transformación del oro en sueños y si no derrotó en esta batalla por lo menos a la rabiosa soledad ya la tiene enjaulada como la bestia horrenda que es por el claro milagro de ser madre. Mi mamá nos recibe cuando estamos cansados y caídos pero no nos convierte las espinas en flores porque nos enseñó a quitarlas solos y no es la más clara imagen de Dios sobre la Tierra no alcanza requisitos para Santa ni se parece en algo a la Virgen María -sin embargo mamá puede reír aunque esté triste- Madre puede amar aunque ella no sea retribuida, mami puede ayudar aunque ella esté también necesitada, madre puede trabajar aunque haya trabajado hasta la madrugada -mamá puede aguantar aunque ya no aguante más- por eso mamá es una mujer como las otras una mujer, sencillamente un ser humano, le dan derecho a serlo sus cuidados su ternura su amor por los demás su aguante para aguantar que ya me habría muerto y por tanto que es esa mujer me asombro
me inclino
me acorazo
y no sé cuánto decir
cómo la quiero.

sábado, 16 de enero de 2010

aaaa un hombreee


El hombre se acuesta
con sus mudas palabras
trepándole por la boca.
Hay miedo en esas palabras
miedo en esa lengua
miedo en la espalda enterrándose
entre las vaciedades de la sábana
miedo en el cuerpo que no encuentra
ahora la suave sombra carnal
que lo sustente
miedo en los relojes
que se gastan
miedo en el grito que solamente
las orejas del hombre
pueden escuchar.
El hombre espera con sus huesos solamente
y un silencio oscurísimo
fluye sin prisa
por todos los teléfonos.

lunes, 11 de enero de 2010

Mucho te quise y con dolor te miro
cuando aquí pasas con tu sueño a cuestas.
Mas para siempre, desde lejos, hondos
mis ojos te recuerdan.
Aquí en la tarde te contemplo
pasar hostil y sin clemencia.
Vas dura con tu sueño amargo y triste.
Ingrato sueño que el amor te veda.

Soy como un ciego -RUBÉN DARÍO-

Y tú que tanto amas, tanto ríes, tanto adivinas y conoces tanto,¿dónde el escudo para que te fíes, dónde el pañuelo de enjugar tu llanto? ¿Dónde el camino que no veo ahora? Dímelo o llora y el mirar suprime. ¿Es ya la noche que no tiene aurora? Dímelo, dime. Y sin embargo tu vivir empaña mi vivir con un vaho que es ternura,que es caliente rumor que me acompaña la noche oscura. Y sin embargo con tu mano guías y a tientas toco lo que apenas veo y digo acaso para que sonrías lo que no creo. Y toco apenas y tu bulto aprendo y torpe sigo lo que tú me indicas. Lo que no miro, lo que no comprendo, tú multiplicas.

Tú multiplicas, o quizás es tu invento porque lo vea aunque quizá no exista. Entre la noche de mi pensamiento dulce es tu vista. Dulce es tu vista, tu mirar risueño
que mira un llano donde estaba un monte y que a mi alma de temblor pequeño llamó horizonte. Dulce es tu vista que miró aquel lago y lo llamaba alegre mar bravío. Tu generoso corazón es mago.

¡Lo fuese el mío!

martes, 5 de enero de 2010

Fábula inefable de la niña loca

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor me duelen demasiado los ojos en el agua desde que tengo abierta esta herida en el viento. Una vez me sembraron el alma de recuerdos y crecí como un árbol en la noche del tiempo, en donde está cayendo
como una sola gota, para siempre, el silencio.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Aquella dulce niña, que, como yo, tenía dos blancas manos locas tendidas a la luna,
daba pena mirarla; porque sólo decía que la luna había vuelto sus manos mariposas:
mariposas de sueños que volando se iban por el cielo remoto de las lunas difuntas.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Me basta con mi ancho corazón de voces, mis caminos de humos enterrados, mis campanas de nieblas doblando entre las sombras me basta con mis ojos sonámbulos que miran como crece de trinos la bondad de mis manos.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
-Lo comprendo; es posible: tú lloras porque piensas que yo no estoy presente; supones que me he ido hacia los lirios rotos heridos por el aire, hacia el mundo de hojas que desangra la noche; supones que me he ido -toda desvanecida- hacia el cielo sin lumbre en que devoran albas tardías los gusanos.
Yo estoy ausente, sí: ausente de la carne sin ensueños ni sangre de tus huecas palabras,más allá de tu muerta nominación de cosas.
Yo estoy ausente, sí, de tu forma distinta de pronunciar "amores", sepultada en un pecho nublado por el llanto.
-Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Ahora que dolencias de sombras angustiadas ascienden por el agua desnuda de mis ojos
y mi herida no sangra en la carne del viento; ahora que estoy hecha de cosas enterradas y estoy henchida toda de estrellas como un río, no dejes que se vayan mis manos por el alba; no dejes que se vayan: Tengo miedo de un ángel oscuro que las llama.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

lunes, 4 de enero de 2010

La muerte se escribe sola


una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el polvo de la almohada

trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran

a 1/2 voz

La lentitud es belleza.
Copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de este enero
bajo la hierba sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta,
desarmada

Sola casi
en la muerte
casi en el fuego
en tú fuego.