viernes, 29 de enero de 2010

OrnitorriiiincO

Pegado por la naturaleza como sin duda lo hubiera querido hacer su padre, vuelve a estornudar,mezcla de varias especies que tras disputarse el predominio se dieron todas por vencidas,abandonando el terreno.Con varas de nardo su genio personal debe estar haciéndole cosquillas en la nuca para que sonría así, estirando dos labios de camello, por debajo de un objeto nasal de neto corte papú.
El cuello deprimido, nada de pelo sino pelusas de fruta, dedos aporcados sobre un vientre de botella y zambo para que a ojo el diseño no carezca de una base acorde el ángulo cerrado de los hombros, grogui de pie en el sol sigue con ojos pisciformes los aleteos de una docena de passeriformes tomando baños de polvo y pío pío.
Te digo que si un cagatinta quisiera, con un bollo de papel desde cualquiera de esas ventanas del Ministerio, probar puntería en su mollera rosada ya no podría: un viejo cuyo cutis se parece al hollejo de la uva cuando la pulpa es expulsada con semillas y todo por la boca, violentamente, ahora está parado adelante de él
y con un pañuelo que saca del bolsillo le aprieta la nariz diciéndole sonate.

domingo, 24 de enero de 2010

sólo un cuento

Mamá es una mujer como las otras: es alegre, tiene canas, se enoja, trata de adelgazar aunque no de a de veras, está enferma, casi no se cuida. Mi madre se equivoca, mi mami alguna vez ha sido injusta, lleva sus cuantos errores a la espalda, sus pecadillos por allí escondidos o deseados. Pero mami crió a sus hijos ella sola y a tres hijos más como a sus propios hijos ella sola, mas era yo tan joven cuando madre quedó sola que nunca pregunté cómo comimos, siempre y ahora todavía no lo sé pero tiene que ver con la multiplicación de los pesares. Ya que es una mujer como las otras mi madre quiso más de alguna vez reflorecer su amor pero los que idolatran el estéril espejo no entienden el prodigio de la transformación del oro en sueños y si no derrotó en esta batalla por lo menos a la rabiosa soledad ya la tiene enjaulada como la bestia horrenda que es por el claro milagro de ser madre. Mi mamá nos recibe cuando estamos cansados y caídos pero no nos convierte las espinas en flores porque nos enseñó a quitarlas solos y no es la más clara imagen de Dios sobre la Tierra no alcanza requisitos para Santa ni se parece en algo a la Virgen María -sin embargo mamá puede reír aunque esté triste- Madre puede amar aunque ella no sea retribuida, mami puede ayudar aunque ella esté también necesitada, madre puede trabajar aunque haya trabajado hasta la madrugada -mamá puede aguantar aunque ya no aguante más- por eso mamá es una mujer como las otras una mujer, sencillamente un ser humano, le dan derecho a serlo sus cuidados su ternura su amor por los demás su aguante para aguantar que ya me habría muerto y por tanto que es esa mujer me asombro
me inclino
me acorazo
y no sé cuánto decir
cómo la quiero.

sábado, 16 de enero de 2010

aaaa un hombreee


El hombre se acuesta
con sus mudas palabras
trepándole por la boca.
Hay miedo en esas palabras
miedo en esa lengua
miedo en la espalda enterrándose
entre las vaciedades de la sábana
miedo en el cuerpo que no encuentra
ahora la suave sombra carnal
que lo sustente
miedo en los relojes
que se gastan
miedo en el grito que solamente
las orejas del hombre
pueden escuchar.
El hombre espera con sus huesos solamente
y un silencio oscurísimo
fluye sin prisa
por todos los teléfonos.

lunes, 11 de enero de 2010

Mucho te quise y con dolor te miro
cuando aquí pasas con tu sueño a cuestas.
Mas para siempre, desde lejos, hondos
mis ojos te recuerdan.
Aquí en la tarde te contemplo
pasar hostil y sin clemencia.
Vas dura con tu sueño amargo y triste.
Ingrato sueño que el amor te veda.

Soy como un ciego -RUBÉN DARÍO-

Y tú que tanto amas, tanto ríes, tanto adivinas y conoces tanto,¿dónde el escudo para que te fíes, dónde el pañuelo de enjugar tu llanto? ¿Dónde el camino que no veo ahora? Dímelo o llora y el mirar suprime. ¿Es ya la noche que no tiene aurora? Dímelo, dime. Y sin embargo tu vivir empaña mi vivir con un vaho que es ternura,que es caliente rumor que me acompaña la noche oscura. Y sin embargo con tu mano guías y a tientas toco lo que apenas veo y digo acaso para que sonrías lo que no creo. Y toco apenas y tu bulto aprendo y torpe sigo lo que tú me indicas. Lo que no miro, lo que no comprendo, tú multiplicas.

Tú multiplicas, o quizás es tu invento porque lo vea aunque quizá no exista. Entre la noche de mi pensamiento dulce es tu vista. Dulce es tu vista, tu mirar risueño
que mira un llano donde estaba un monte y que a mi alma de temblor pequeño llamó horizonte. Dulce es tu vista que miró aquel lago y lo llamaba alegre mar bravío. Tu generoso corazón es mago.

¡Lo fuese el mío!

martes, 5 de enero de 2010

Fábula inefable de la niña loca

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor me duelen demasiado los ojos en el agua desde que tengo abierta esta herida en el viento. Una vez me sembraron el alma de recuerdos y crecí como un árbol en la noche del tiempo, en donde está cayendo
como una sola gota, para siempre, el silencio.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Aquella dulce niña, que, como yo, tenía dos blancas manos locas tendidas a la luna,
daba pena mirarla; porque sólo decía que la luna había vuelto sus manos mariposas:
mariposas de sueños que volando se iban por el cielo remoto de las lunas difuntas.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Me basta con mi ancho corazón de voces, mis caminos de humos enterrados, mis campanas de nieblas doblando entre las sombras me basta con mis ojos sonámbulos que miran como crece de trinos la bondad de mis manos.
Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
-Lo comprendo; es posible: tú lloras porque piensas que yo no estoy presente; supones que me he ido hacia los lirios rotos heridos por el aire, hacia el mundo de hojas que desangra la noche; supones que me he ido -toda desvanecida- hacia el cielo sin lumbre en que devoran albas tardías los gusanos.
Yo estoy ausente, sí: ausente de la carne sin ensueños ni sangre de tus huecas palabras,más allá de tu muerta nominación de cosas.
Yo estoy ausente, sí, de tu forma distinta de pronunciar "amores", sepultada en un pecho nublado por el llanto.
-Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.
Ahora que dolencias de sombras angustiadas ascienden por el agua desnuda de mis ojos
y mi herida no sangra en la carne del viento; ahora que estoy hecha de cosas enterradas y estoy henchida toda de estrellas como un río, no dejes que se vayan mis manos por el alba; no dejes que se vayan: Tengo miedo de un ángel oscuro que las llama.

Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tambor.

lunes, 4 de enero de 2010

La muerte se escribe sola


una raya negra es una raya blanca
el sol es un agujero en el cielo
la plenitud del ojo
fatigado cabrío
aprender a ver en el doblez
entresaca espulga trilla
estrella casa alga
madre madera mar
se escriben solos
en el polvo de la almohada

trozo de pan en el zaguán
abre la puerta
baja la escalera
el corazón se deshoja
la pobre niña sigue encerrada
en la torre de granizo
el oro el violeta el azul
enrejados
no se borran
no se borran
no se borran

a 1/2 voz

La lentitud es belleza.
Copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de este enero
bajo la hierba sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta,
desarmada

Sola casi
en la muerte
casi en el fuego
en tú fuego.