Sólo he comenzado a recordar a uno de esos tipejos que se cruzan en la vida de una mujer; la piel se me puso arrosuda y me vino en gana no escribir más cosas bonitas.
Aún guardo su primer número celular y mi mochila arhuaca. Recuerdo desgraciadamente ese primer café, el primer almuerzo, cursimente el primer beso y si, también mi primera vez.
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