domingo, 29 de noviembre de 2009

Tembl(ando)


Deja que me establezca en tu silencio. Afuera, las tinieblas liberan sus jaurías...
el odio está acechando en los senderos con los hocicos fétidos de sus perras hambrientas. Puedo escuchar las zarpas de la noche deshilachando tréboles, diseminando dagas de ceniza en muslos de violetas, enterrando en muñones de rocío su dardo agudo, su desnuda greda. Aquí, junto a tu pecho, las caricias construyen un lenguaje de vértigo y hogueras que llovizna en la piel de mi ternura como sobre una copa soñolienta donde el amor se fertiliza de raíces, de linfa y lunas ciegas. Vamos a enarbolar esta locura de ser sobrevivientes, a inaugurar liturgias infinitas a fecundar la sed de antiguas fiebres, vamos a naufragar en la esperanza como en un archipiélago desierto... hasta sentir que somos un refugio, una legión de sueños
sin fronteras donde la sangre eriza barricadas y quebranta las proas del olvido con sus amuralladas transparencias.

1 comentario:

Ari dijo...

más allá del sentido, me gustan tus palabras, son como jum golosinas desnudas XD